El efecto Juande (Por Alfredo Duro)
¿os suena?
Por Alfredo Duro
Consiste en ganar partidos. Tan sencillo como eso. De momento, siete consecutivos, y los que vendrán. Incluyo en esta previsión futura, que me aleja de los nostálgicos lamecúlicos que tan ruidosamente intentan apoderarse nuevamente de la escena en la que el madridismo se intenta abrir paso, la posibilidad real (digo REAL y lo digo de verdad), de acabar la temporada levantando “la décima”. Claro que sí. La décima
Copa de Europa, y de paso, bendito legado blanco, mandar a tomar por saco a la colección de catastrofistas “truchos” que tanto se empeñan en ningunear la exhibición de vergüenza y compromiso que este equipo ha dado en los dos últimos años. Años en los que Raúl, Casillas, Sergio Ramos, Higuaín (más y mejor madridista que el infausto gordo del que no quiero acordarme), Heinze, Gago, Guti, Miguel Torres, Pepe, Cannavaro, Sneijder, Michel Salgado, Diarra, Van Nystelrooy, Robben y compañía han tenido esa inconfundible obsesión por hacer del Madrid la única razón verdaderamente importante de su vida y asaltar el jardín azulgrana para, sin contar con apoyo mediático alguno, cargarse la fiesta “polaca” y mandar a Ronaldinho y su gente a estudiar y releer esa asignatura edificante y modélica que sigue siendo en su ejemplar e intachable conducta el Real Madrid.
En plena exaltación de valores tan genuinamente futbolísticos como esa solemne chorrada que algunos señalan como “tiqui taca”, les recordaron a tanto necio estos chicos de blanco que la única verdad futbolística está ligada, por ejemplo, a la voluntad por querer ser digno de vestir la camiseta más gloriosa de la historia del fútbol. Eso es, a diferencia del resto, el Real Madrid que no nos deja de satisfacer y cautivar. Un permanente ejemplo de ambición y compromiso. Un raudal de orgullo y decencia. Huevos en el campo. Los que hay que reconocer que se dejan cada partido esta gente a la que pemanentemente se señala como “culpables” de ganar partidos y títulos.
Si. Partidos y títulos. Los partidos que, el efecto de un tipo que quiere se entrenador con mayúsculas en cada decisión y maniobra que toma, le lleva al Madrid a esta secuencia ganadora que una impresentable colección de afectados le niega sistemáticamente en nombre de vaya usted a saber qué.. Entrenador que le ha echado una par para, con mano firme y creíble convicción, reducir la sangría de ocasiones que cualquier cosa medianamente organizada le generaba al equipo que hace un rato entrenaba el simpático rubio con bigote del que ya nadie se acuerda.
Partidos que, sin sospecha ni trampa, está ganando Juande Ramos. Un entrenador de verdad. Tan de verdad que ha conseguido que, de repente, los contrarios se preocupen de lo difícil que es meter mano al Madrid. Entre ellos el Liverpool que, ¡vaya putada! se empieza a dar cuenta estos días de lo incómodo y perturbador que empieza a resultar esto de jugar contra el Real Madrid. Será el efecto Juande. El mismo que, después de ganar en Wembley al Chelsea de Mourinho, provocó que aquellos goles de Woodgate y Robbie Keane para darle al Tottenham su primer título en nueve años, se resumiera en algo parecido a esto “… but a lot of credit has to go to Spurs boss Juande Ramos. They are simple a different team ever since he has come in and this has been shown by the sides terrific form in recent months”. Esto se traduce en que hay Madrid para rato. Por sus huevos y por el efecto Juande. El Madrid de siempre. Pero hay entrenador. Un tal Juande.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 6:23 p. m. | Enlace permanente