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domingo, mayo 17, 2009

El día en que Abel se juega seguir (Por Antonio Sanz)

el rincón de judas. artículo publicado en público


Por Antonio Sanz

Esta noche el Valencia visita el Vicente Calderón para cerrar jornada y quizá proyecto. No sería justo. Sería otro paso atrás. Cierto que la trayectoria de Abel Resino al frente del banquillo del Atlético de Madrid cuenta con soberanas luces, pero también con extrañas sombras. El Atleti de Abel ganó ocho partidos, empató dos -uno con sabor a victoria tras pasar por encima del Madrid en el Bernabéu- y perdió cuatro. Por aquí el talón de Aquiles del técnico. Sí porque tres de esas cuatro derrotas resultaron escandalosas: el equipo padeció el virus FIFA en Mallorca, su resaca lo fulminó ante Osasuna y se estudian, todavía hoy, las causas inexplicables de la debacle sufrida en Santander. También es su debe, la eliminación europea, sin perder. Se le criticó, con saña, la suplencia de Forlán en Oporto. Abel planteó bien un partido que salió mal, como mal y desmotivado fue el rendimiento del uruguayo, su carta marcada, esa noche. Curiosamente, un delantero que asombra con este técnico. No olvidemos que 15 de sus 27 goles en Liga han llegado en esta nueva era de catorce partidos. La posición de quinto centrocampista, que le ha encontrado Resino, permite al ‘7’ disponer de más espacio con más libertad de movimientos igual a mejor rendimiento. Su temporada le ha convertido en la referencia exterior, siempre con el permiso del Kun, hacia quien reclamo que no se le baje tan rápido del pedestal.

Las relaciones sociales del entrenador con el vestuario también han sido cuestionadas. Después de muchos meses de vaivén, dos integrantes de la plantilla han desaparecido, por fin, del club. Por aquí la disciplina que se necesitaba, aunque alguno más debería haberlos acompañado. Firmeza que se traslada desde el capitán hasta Domínguez, el último en llegar, en una apuesta decidida por recuperar viejos valores -compromiso, sacrificio, entrega, fe, coraje- que siempre acompañaron a la entidad. Y dos obsesiones más del técnico: aumentar el protagonismo de los jugadores nacionales y girar el cuello hacia la cantera donde siempre encontrarás ilusión y respuesta.

El futuro de Abel Resino en este banquillo pasa irremediablemente por la clasificación del Atleti para la próxima Champions. Con esa plaza en el bolsillo, el dueño del club -quien apostó unilateralmente por su contratación- se verá en la obligación moral de renovarlo, tal y como actuó con Javier Aguirre cuando el mexicano coló al equipo cuarto. Además, económicamente es la opción más saludable para la maltrecha bolsa rojiblanca. Además, nada mejor que dar continuidad al proyecto de un entrenador que ha hecho de todo con este escudo. Sin embargo, un currículum tras otro se agolpan en la zona noble del estadio. Hasta cuatro entrenadores se han posicionado para la próxima temporada. Mientras se seguía con excelso interés el gran trabajo de Ernesto Valverde en Grecia -hoy más cerca de Sevilla-, se miraba de reojo a Lisboa -y no sólo por el cedido Reyes- para analizar la progresión de Quique Sánchez Flores. Un golpe de efecto podría ser la contratación de Schuster, despedido de Chamartín, con el orgullo tocado y con ánimo de venganza. Pero el que más gusta, y quien más consenso encuentra entre los que opinan, es Juande Ramos. Podríamos decir que en la recta final es quien aguanta el galope de Abel.

Escrito por Matallanas | 6:24 p. m. | Enlace permanente

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