el rincón de judas. artículo publicado en público

Por Antonio Sanz
El histrionismo molesta al dueño. Bueno, no es el dueño porque todavía el club pertenece a los socios. Pero el actor le lanza un pulso a quien venció en el sufragio. A ninguno sorprende pero a todos limita por los cuatro años firmados. Florentino mide una frecuencia que salpica. Eligió a ‘Mou’ porque reprendió al Barça. Hoy es el luso quien se siente incómodo en el banquillo y amedrenta a quien administra el poder. En esas, mientras, el entrenador tira al barro al delantero centro, predica por otro ‘9’, invoca la renovación de Pepe y advierte a sus propios ante la indefensión a la que se siente sometido por sectores de la Prensa madrileña y el colectivo arbitral, a quienes no esperaba en el fango. La distancia que le separa del poder avanza con el recorrido del calendario. El nerviosismo se apodera de quien es severo en el discurso, maneja la intención y somete al pupilo. Pero la duda asombra si ha decidido marcharse o quedarse. No pasa nada si se descubre la doctrina de quien en la mañana del derbi de Copa pretendió dividir a la plantilla. El mensaje era claro: “sigo hasta junio con los que me demuestren que están conmigo, luego veremos”. Los jugadores que no lo soportan, cada día más, se señalan porque habitan fuera de las convocatorias y han sido fichados por Valdano.

Cuando contaron que se marchaba al final del año entiendo que acertaron. Mourinho se alejó de la presidencia porque le hurtaron el sueño de poder dirigir a Portugal. Esa semana se sintió indefenso. Esos días, pese a la maniobra de su agente que aderezó el objetivo, se cayó de la nube: no todo lo deseable era alcanzable. Desde entonces, se adorna amenazando con un año menos de espera. Pero se acorta porque nadie le aguarda con inmediatez. Por delante se siente arrogante por el ancla del documento -que nadie olvide que Pérez pagó dieciséis millones de euros, siempre comprando todos los objetivos, por su carnet-. Y por detrás transmite el tanteo que provoca al dirigente. El órdago lanzado dependerá de los obsequios del final de año. Si congrega éxito cerrará el puesto. Si no toca pelo Pérez le obligará a seguir. Lo que es seguro es que su pregón cada jornada cansa y su descrédito aburre. Las bromas se hacen pesadas.