La disyuntiva de Rosell (Por Antonio Sanz)
El rincón de judas. artículo publicado en público
Por Antonio Sanz
Sandro Rosell heredó el múltiple campeón FC Barcelona con el ánimo de mantener al mimo nivel el listón que le dejó Laporta, su enemigo íntimo. Precisamente, en esa batalla personal que los separa, el predecesor se despidió adelantándose al nuevo inquilino proporcionando dos joyas para Guardiola: una finiquitada -Villa- y otra amarrada en la persona -Cesc-, pero en un proceso extremo y arduo de negociación con el Arsenal. Si hubiera seguido su antecesor, probablemente Fábregas vestiría hoy la camiseta que Piqué y Puyol le enfundaron en la fiesta de España. Pero a Laporta se le acabó el tiempo de mando y de chequera y los mensajes públicos y privados lanzados por el jugador catalán resultaron infructuosos para Wenger… y para Rosell. Cesc, con ese aire de pazguato que parece que lo acompaña, agachó las orejas y apuntó la matrícula del nuevo presidente. Decepcionado, se conjuró para ganar. Hasta el momento, dos fracasos: estrepitoso el de la Copa de la Liga; doloroso, muy doloroso, el de la Champions porque entre bambalinas osaba asaltar el Camp Nou. Y añadió un tercero ayer, apeado por el ManU de la Copa de Inglaterra.
Fábregas cumplimenta balance al final de curso, veremos con qué nota, pero admite que su ciclo en el Arsenal -siete temporadas en la élite- está finiquitado, aunque eso mismo ya lo pensaba tras el Mundial. El club londinense mantiene atado al chico hasta 2014. Pero el verdadero dilema lo tiene Rosell. ¿Qué hacer? Afrontar un fichaje que no bajará de 40 millones de libras o permitir que el eterno rival se refuerce o que lo hagan quienes disponen de efectivo como Chelsea o Manchester City. Cesc espera nuevamente al Barça porque es su casa y porque anhela el retorno. Guardiola no tiene tanta prisa en relevar a Xavi, pero aprecia el refuerzo. Laporta dejó trazado el camino tras arrimarse tanto al jugador que el protagonista se sintió nuevamente blaugrana. Wenger cede si llena la bolsa. Y Rosell medita. De momento, medita.
Escrito por Matallanas | 6:26 p. m. | Enlace permanente