EL RINCÓN DE JUDAS. Por Antonio Sanz
UN CORAZÓN SIN FRENO Y CON MARCHA ATRÁS
Por Antonio Sanz
¿Ramón Calderón cometió un grave desliz al hablar tan claro en una charla anunciada como privada pensando que se protegía en un aula ‘anónima’ sin luces ni taquígrafos? O, como se ha apresurado a desvelar su entorno, ¿hay menos de escenografía, pese a disfrazarse con la posterior voz del perdón público? Me inclino abiertamente por la primera de las interrogantes, básicamente por un episodio que quiero separar de lo que le está sucediendo al Real Madrid y a su presidente.
No seré yo quien dude del corazón madridista de Ramón Calderón. Desde hace muchos años decidió empezar una batalla contra la poltrona de los Mendoza y Sanz. Después se ilusionó con sentarse él mismo en esa poltrona. Primero lo hizo como vocal en la Junta directiva de Florentino Pérez porque así se posicionaba un poco más cerca del sillón presidencial. Más tarde, se convirtió en candidato. Se alió con la mayoría de los medios de comunicación. Uno de ellos le ha tendido una trampa que puede ser mortal para el cargo del que salió elegido por escasos votos, tras provocar un voto cautivo que se desvanece desesperado en los Juzgados madrileños. No sé si la ‘hazaña’ de la Cope le servirá para el desplome. Sí le ha provocado una guerra civil con su plantilla. Y me viene a la memoria una maravillosa obra del maestro Enrique Jardiel Poncela. Se trata de ‘Morirse es un error’ escrita en 1936, a la que, tras la vil contienda, cambió de nombre para rebautizarla como ‘Cuatro corazones con freno y marcha atrás’. La pieza teatral, en tono de comedia, aunque creo que el madridismo lo vive con estilo de tragicomedia, describe como la geriatría permite una vida infinita buscando la inmortalidad. No me he vuelto loco: la moraleja de la obra te cuenta que trastocar el orden natural de la vida sólo produce infelicidad. Y creo, esto es lo que le sucede a Calderón. Ha trastocado la naturaleza de la vida y le ha provocado la infelicidad
Ramón Calderón se sintió cómodo ante un aula de estudiantes. Es como cuando un futbolista de Primera se calza las zapatillas para jugar una pachanga veraniega con los colegas en la playa. Sabe que no se llevará patadas en la espinilla. Como mucho un cachete en la mejilla dispuesto a sonrojar su faz. Por eso, a Calderón se le calentó el pico y toreó a calzón quitado. Se veía cruzando la puerta grande con la dos orejas en la mano cuando un derrote le mandó a la enfermería: cornada de múltiples trayectorias y rezando para esperar la absolución divina. Y es que la decadencia del madridismo desde la huída de Florentino Pérez no tiene freno: elecciones fraudulentas, promesas incumplidas, votos en el juzgado, la oposición que se alía sin un líder claro, se pagan más de 100 millones de euros en fichajes en seis meses, se deslizan sospechas sobre cobro de comisiones entre los dirigentes deportivos, el entrenador se desahoga muy castizamente con la grada, la afición vive -según su presidente- en un teatro de sueños que se transforman en pesadillas, se desinfla el valor de jugadores, futbolistas que anuncian su futuro con contrato en vigor después de declarar que se retirarían en el club, sombras de alcohol en el vestuario profesional, renovaciones de contrato con un cariz popular, promesas de cantera a las que se da aire para luego cortar en seco el vuelo…
No sé hasta donde estará dispuesto a llegar Calderón. No sé si sus jugadores le han puesto contra la pared en la sala de maquinas de un equipo -el vestuario-. Lo que es seguro es que el corazón del presidente del Real Madrid late sin freno y sólo dando marcha atrás -convocando elecciones a la presidencia- puede evitar que el madridismo le prepare en el teatro Santiago Bernabéu una despedida que sólo se llevan las grandes estrellas. ¿Acaso lo es don Ramón?
A mi me pasó
Cuento un episodio que me sucedió en una conferencia en Elche. Participaba como Jefe de Prensa del Atlético de Madrid. Conmigo su entrenador, César Ferrando. Se trataba de debatir entre las relaciones de los entrenadores y los medios de comunicación. De aquella, la plantilla de jugadores del Atlético de Madrid había vetado a la cadena Cope por la actitud beligerante de su jefe de deportes con uno de sus integrantes, Marcelo Sosa. Circunstancia, que, como uno de los responsables de comunicación, desestimé e invité a los capitanes a replantearse lo que para mí era un profundo error. Hasta aquí, los antecedentes. Paso a los hechos. Comenzó el encuentro con el auditorio plagado de estudiantes de Periodismo. Un sospechoso y anónimo micrófono se colocó delante de César Ferrando, a quien buscaban. La pregunta no se hizo esperar: señor Ferrando, ¿por qué su plantilla no hace declaraciones a la Cope? Me crucé y solicité responder la cuestión, aunque el ‘estudiante de periodismo’ no pretendía mi respuesta y sí la del entrenador. Tiré hacia delante. Expliqué cronológicamente lo sucedido y conté la versión de los futbolistas. Era consciente que me estaba grabando ‘El Tirachinas’ y que, seguramente, utilizarían esa misma noche mis respuestas. No me equivoqué. José A. Abellán, entonces y hoy director de deportes de la cadena, iba respondiéndome como en los tiempos de García al grito de “para la cinta”. Decía algo así: “No, Sanz, aquí mientes. Aquí, cuentas la historia según te conviene. Por allí, peor”. En fin. Su punto de vista. No iban a por mí. Buscaban a Ferrando a quien no querían en el banquillo del Atleti. Nunca le quisieron: ni antes de firmar, ni antes de sentarse y ni durante su travesía en el banquillo. No juzgo a quien vestido de estudiante de Periodismo participó en el debate. Ni juzgo al director de deportes, para eso está su empresa. En un país dónde cada día se han hecho más fuertes las tácticas de combate anglosajonas, cada periodista descansa sobre su almohada su ética profesional.
El Valladolid
Dos líneas para felicitar efusivamente a dos amigos que se están saliendo en el conjunto pucelano: José Luis Pérez Caminero y José Antonio García Calvo.
FUTBOL EN ZAPATILLAS
He recuperado los partidos en el salón de mi casa. Me gusta rodearme de amigos para ver los partidos que el Atleti juega de visitante. Ya han vivido la experiencia: Javi, Adolfo, Marci, David ó era Jorge, Teja, Gafas, Pepín, Nana, Nuri, Fede, Leo, Coti, Txoko, Alberto…
ANTONIO SANZ
Escrito por Matallanas | 6:33 p. m. | Enlace permanente