¿OS SUENA? Por Alfredo Duro
Las mocitas Madrileñas
Por Alfredo Duro
Después de varios años de reclusión menor, acusadas de estar pasadas de moda (como Del Bosque) y no representar el espíritu de los nuevos tiempos, las mocitas madrileñas han recuperado el sabor de la libertad y vuelven a ocupar el lugar que les corresponde en el madridismo: son el himno del club. Suenan desde el principio, como corresponde, para saludar la entrada al campo de juego de los jugadores; de “los mocitos madrileños” vestidos de blanco que se disponen a justificar que los domingos por la tarde ellas, tan castizas y garbosas, luzcan alegres y risueñas caminando a Chamartín.
Desde el año 1952, el himno del Real Madrid, el único y reconocido himno del Real Madrid ha sido el popularmente conocido como el de las mocitas madrileñas. El pasado domingo David Beckham comprendió que su forzado, artificial y poco creíble idilio con el Real Madrid había llegado a su fin. No sólo se le había recluído en un acristalado y fastuoso palco, además se dio cuenta que por la megafonía del Santiago Bernabeú no sonaban las amaneradas y distantes notas del llamado “himno del centenario” sino que lo hacía la voz chula y fardona del eterno José de Aguilar para demostrar que, definitivamente, el Madrid se empeña en la recuperación de valores maltratados que han alterado el orden natural de las cosas hasta extremos intolerables.
El maestro Aguilar también grabó el himno del Atlético de Madrid. El auténtico y fetén. Nada que ver con el descocado intento de Joaquín Sabina de representar un molinete de sentimiento y devoción por el sufrimiento en la derrota. Al maestro Aguilar no le gustaba representar el dolor, ni con blancos ni colchoneros, por eso también en el Vicente Calderón ha ganado el pulso a las emociones auténticas. A Plácido y Joaquín se les respeta, pero al maestro Aguilar se le hace justicia. Y punto.
De justicia es ahora también que Capello repare con fútbol y todo lo demás la extraordinaria muestra de confianza que la mayoría del madridismo depositó en él a principios de temporada. Son tiempos éstos que en el Madrid exigen firmeza y poca vacilación. Oportunas o no, se hace inevitable la toma de decisiones que permitan la recuperación de un mínimo crédito, y lo ocurrido con Beckham, Ronaldo y compañía, guste o no, apunta en esa dirección.
La salida de los iconos en los que el Real Madrid ha basado su estrategia en las últimas temporadas es lo único razonablemente apropiado para hacer creíble un cambio en la atmósfera en la que debe renacer el espíritu competitivo y dominador del club. La permanencia de determinados jugadores representa la pérdida de valores que han trascendido muy por encima de la venta de camisetas y eso que tan pomposamente se denomina imagen de marca. Como algún clásico ha recordado en los últimos tiempos, conviene que el Madrid recupere la condición de equipo de fútbol que, además, vende un montón de camisetas, en lugar de seguir siendo una gigantesca empresa que vende camisetas y, además, tiene un equipo de fútbol. Ya lo decían las mocitas madrileñas hace más de cincuenta años: “… club castizo y generoso, todo nervio y corazón; veteranos y noveles, veteranos y noveles, miran siempre sus laureles con respeto y emoción…”.
Duro ¿os suena?
Escrito por Matallanas | 3:39 p. m. | Enlace permanente