mata-dor (mi columna en marca, 4 de agosto de 2007)

Por más que muchos aficionados del Atlético lo duden y tengan sus reticencias, debe ser cierto que José Antonio Reyes quería realmente jugar de rojiblanco. Si no fuera así, es difícil de explicar que el sevillano haya firmado por el Atlético ganando menos dinero de ficha que lo hacía en el Arsenal y en el Real Madrid, que le pagó su ficha integra durante su cesión la pasada campaña (dos millones cien mil euros netos). No se entiende que un jugador renuncie a perder pasta, cuando el Real Madrid le iba a mantener o, incluso subir, la ficha. Y no es cuestión de limpiarle la imagen al bueno de José Antonio, que lo tiene muy complicado, porque el Sentimiento Atlético es cruel con los que prefieren en primera instancia al Real Madrid. Pero el contrato que ha firmado con el Atlético es poco comprensible, según fuentes del Madrid, eso sí.

Precisamente el Madrid decidió abandonar la negociación para fichar a Reyes cuando pidió encarecidamente al extremo que se incorporará a la pretemporada con el Arsenal. Reyes se negó alegando que caería en una fuerte depresión si volvía a pisar Londres. El club blanco le insistió que empezara a entrenarse aunque fuera en solitario. Y ante el desinterés de Reyes, la dirección deportiva madridista renunció a su fichaje porque no consideraba profesional fichar a un jugador que llevaba 40 días parado. Al Atlético le dio igual esa circunstancia. Y es que Gil Marín lo tenía atado con Wenger desde que se vieron en Madrid en mayo. Reyes tiene más calidad que Quaresma. Es un gran futbolista. Pero sólo de su voluntad, de su sacrificio y de su trabajo depende que los insultos con los que le recibió la afición del Atlético se tornen en aplausos y admiración. Está en tu mano chavalín.