Gil Marín, 'enamorado' de Wenger
el consejero delegado del atletico mantiene una excelente relación con el manager del arsenal desde que negoció en mayo con Arsene el fichaje de reyes
Miguel Ángel Gil Marín está ‘enamorado’ de Arsene Wenger. Desde el encuentro que el consejero delegado del Atlético de Madrid tuvo la pasada primavera con el técnico francés, el manager del Arsenal se ha convertido en una obsesión para Gil Marín. La relación es fluida entre ambos, conversan habitualmente por teléfono y el modelo que propone y ejecuta con éxito Wenger en el Arsenal es el que sueña Gil Marín en el Atlético de Madrid.
Esta admiración que Miguel Ángel cuenta a todos sus interlocutores en cualquier tertulia no significa que vaya a fichar a Wenger. Quedó cautivado cuando se reunieron en mayo para negociar el fichaje de Reyes y a partir de entonces ha ido forjando una buena relación. Pero es un primer paso en el ‘modus operandi’ de Gil Marín. Algo parecido le sucedió cuando se quedó prendado a finales de los 90 con la forma de trabajo de los italianos. Arrigo Sacchi le cautivó y acabó como entrenador del Atlético, pero el creador del ‘gran Milan’ fue víctima de su propio mito y no logró plasmar en el Atlético de Njegus y compañía el modelo que aspiraba exportar e implantar Gil Marín. 'Calam' no cejó en su empeño por lo italiano y fichó a Claudio Ranieri, que había demostrado su potencial en el Valencia, pero que en el Atlético convulso y al borde de un ataque de nervios permanente de la intervención judicial, fracasó también ostensiblemente.
A partir de aquellas apuestas italianas, Jesús Gil, aún presidente, le mostró de nuevo el camino a su hijo y eligió el modelo Del Bosque (hombre de la casa para el primer equipo) para afrontar el urgente retorno del Infierno de Segunda, colocando a Fernando Zambrano al frente del Atleti de Segunda. Gil Marín quería a Luis Aragonés y convenció a su padre para que el Sabio de Hortaleza devolviera al Atleti a Primera en el segundo añito en el Infierno. A partir de ahí, las decisiones las ha tomado Miguel Ángel sin demasiado éxito. No renovó a Manzano (aún se arrepiente) que se quedó a un gol de la UEFA. Eligió a Ferrando y tampoco le renovó. Patinó con Bianchi y prescindió de Pepe Murcia (imitó la solución a lo López Caro y le salió mejor que al Real Madrid) después de que el cordobés lograra hacer jugar bien al Atlético.
Ha aguantado a Javier Aguirre, pero el crédito del mexicano se encuentra bajo mínimos porque el fútbol que realiza el equipo no enamora y no gusta ni a Gil Marín ni a la afición colchonera (aunque ayer el Vasco ganó oxigeno con los goles del Kun y Forlán en San Mamés). El consejero delegado se cuida mucho de presentar sus decisiones en armonía con don Enrique Cerezo, pero el presidente no pudo convencerle para no renovar a Aguirre y 'Calam' impuso su criterio. Luego llegó aquello de "aquí fichamos cuatro" y esa delegación en la decisión del fichaje de Riquelme puso en el disparadero tanto al mexicano como a Jesús García Pitarch, director deportivo.
Aguirre podría torcer la opinión de la masa social colchonera y de los dirigentes si consigue hacer rendir a la buena plantilla que le han configurado y podría escapar a su destino. Pero Diego Pablo Simeone está llamado a ser el entrenador del Atlético de Madrid. Miguel Ángel y don Enrique convergen en el Cholo con la gran mayoría de la afición colchonera. Pero hasta que llegue Simeone (ahora dicen en el Colegio de Entrenadores españoles que no podrá ser hasta 2009), Gil Marín se vaciará en las posibilidades que encuentre de contratar a Wenger. El entrenador francés debe salir del Arsenal y debe encontrar el supuesto proyecto rojiblanco que le presenten atractivo. Realmente su llegada al Atlético es una utopía. El Arsenal tendrá 100 millones de euros para gastarse en jugadores la próxima temporada (el Kun Agüero podría ser uno de sus objetivos) y que Wenger se mueva de Londres es un imposible. Sólo existe la devoción y admiración que Miguel Ángel Gil Marín siente por su trabajo y por sus ideas, el ‘jefe’ del Atlético de Madrid.
Escrito por Matallanas | 2:04 a. m. | Enlace permanente