Los glóbulos rojos (y blancos) de Raúl (Por Kiko Narváez)
EL ARQUERO (ARTÍCULO PUBLICADO EN LA RAZÓN, 26-11-07)
Por Kiko Narváez
Hoy es de los días que uno consigue despistar a la pereza y tiene sensación de haberse tomado uno de esos batidos del Doctor Escribano. ¡Qué vitalidad y ganas de escribir tengo! El endocrino que descubrió Joaquín Caparrós tiene ahora en nómina a Murcia, Zaragoza, Mallorca, Tottenham, Getafe y otros más, que disfrutan de una receta sana y eficiente. Aunque el fin es el mismo , actualizarse en el cultivo del cuerpo, la semana pasada hemos conocido la cámara de hipoxia en la que reside Raúl para elevar el nivel de los glóbulos rojos y la hemoglobina que provoca una mayor eficacia en el transporte de oxígeno retrasando la fatiga. Todo es poco para el ‘7’ blanco en su lucha por no abandonar la elite y la selección donde, a día de hoy, deportivamente, estaría entre los 23 de la Eurocopa.
Como ya demostró con la lesión de rodilla que sufrió, eligiendo la medicina preventiva y driblando al quirófano con larguísimas y duras sesiones de rehabilitación, lo suyo no es amor sino pasión y devoción por el fútbol. Esas sesiones de trabajo en el gimnasio se han convertido ya en un complemento de su trabajo para prevenir posibles lesiones. Admiro como profesional su tesón y capacidad de superación.
Ni mucho menos quiero hacer de la vida de Raúl la segunda parte del show de Truman, pero muchos chavales, que ahora empiezan y andan acomodados y confundidos por todo lo que revoletea a su alrededor, agradecerían una cámara oculta siguiendo al capitán durante sus interminables jornadas laborales. Serían unas gratuitas clases educativas de cómo un jugador con el currículo como el extracto de la cuenta bancaria de Abramovich (aunque Rulo también tiene la luz de pagada de sus biznietos) sigue pareciendo un soñador de la fábrica de Valdebebas. Que pena que la cámara de hipoxia no eleve juntos a los a los glóbulos rojos y blancos porque me compraría una para salirme con los veteranos colchoneros del ‘Pechuga’ San Román.
Escrito por Matallanas | 7:10 p. m. | Enlace permanente