El hombro de Belenguer
JAVIER GÓMEZ MATALLANAS. Los futbolistas profesionales no pueden hacer vida social los fines de semana. Mientras están en activo, eso de disfrutar de un 'weekend' durante la temporada es algo poco habitual, salvo en los parones de selección o cuando están lesionados.
David Belenguer, futbolista profesional de dilatada carrera que en la actualidad milita en el Getafe, es un apasionado del fútbol internacional. A principio de los 90, cuando en España apenas se televisaban otras ligas, Belenguer iba a la sede de Telemadrid, que estaba entonces en Espronceda 32, donde la Agencia Efe, para ver todos los despachos de imágenes de fútbol internacional que recibía el ente público madrileño. Su pasión por otras ligas no ha decrecido con el tiempo, y el pasado sábado, aprovechando un lesión en el hombro, viajó a Liverpool para ver en Anfield el clásico de Inglaterra. Belenguer solicitó el preceptivo permiso al club, a Víctor Muñoz y Toni Muñoz, y el técnico y el director deportivo se lo concedieron sin problemas. Con el permiso en el bolsillo, Belenguer llamó a Rafa Benítez, a quien tuvo de entrenador en el Extremadura y con quien forjó entonces una amistad que aún se mantiene, para que le gestionase una entrada para un partido complicado y repleto de compromisos como el Liverpool-Manchester United. Con todo atado, se cogió su billete en Easy Jet y su hotel y se fue para Liverpool a disfrutar del espectáculo.
Belenguer salió muy satisfecho de su primera vez en Anfield. En los prolegómenos del partido, David observó con atención una manifestación en la que aficionados del Liverpool pedían la marcha de los americanos dueños con pancartas que decían "mentirosos fuera". Ya ubicado en su butaca se deleitó con el 'You'll never walk alone', ese momentazo, esa liturgia que trasciende lo futbolero, esos acordes del temazo de Gerry & The Pacemakers que acarician el alma del aficionado que lo siente y lo escucha en ese estadio mítico. Belenguer sintió el himno eterno del Liverpool y luego disfrutó de un buen partido, dentro de lo que cabe, porque los Liverpool-United son como los Madrid-Barça o los Boca-River, que suscitan gran expectación pero luego no hay mucho juego y sí mucha emoción. Pero el del sábado fue buen partido. Además, Belenguer dio suerte* a su amigo Benítez. Porque Rafa no había ganado nunca a Ferguson y el Liverpool llevaba varias temporadas sin ganar al United, en una racha excesiva para un clásico. Y Benitez ganó bien a Sir Alex Ferguson. El Spanish Liverpool se ha reactivado con la llegada de Riera y el sábado, además del mallorquín, había cuatro titulares en el once (Reina, Arbeloa y Xabi Alonso), con Fernando Torres en el banquillo, ya que, después de una hora calentando, no hizo falta su concurso tras el gol de la victoria de Babel (el preparador físico le había dicho al Niño que en cinco minutos salía instantes antes del gol de la victoria del Liverpool).
Belenguer pudo disfrutar de su pasión por otras ligas 'gracias' a su hombro. La lesión va cumpliendo los plazos y esta semana se reincorpora con el grupo y espera reaparecer en 15 días con el Getafe. Pero casi recae de la lesión en las gradas de Anfield porque cuando marcó el Liverpool sus dos goles la explosión de júbilo fue absoluta, pero fue a Belenguer al único del grupo de seis con el que acudió a Anfield al que le empezaron a abrazar por detrás, agarrándole esos eufóricos aficionados precisamente por el hombro lesionado. David lo pasó fatal en esa lógica exaltación de la alegría de los hinchas del Liverpool, que celebraban una victoria ante el eterno rival, porque realmente estuvo cerca de reproducirle la luxación de clavícula. Finalmente, pudo zafarse del abrazo y no hubo recaída.
Concluido el partido, Belenguer se fue al despacho de los técnicos para verse con Benítez, donde tenía acceso porque Rafa le había dejado el pase necesario. El central del Getafe comprobó que Benítez seguía siendo el mismo técnico puntilloso, obsesivo y perfeccionista que tuvo en Almendralejo. Aunque había ganado al Manchester United por primera vez, Rafa no estaba satisfecho, y media hora después del partido repasaba los errores que habían cometido en aspectos que llevaban muy trabajados. A Belenguer no le sorprendió, porque Benítez es así y esa forma de ser es la base de su éxito. Pero en la confianza que da una vieja amistad, le pidió, como le piden todos sus amigos, una cosa: "Rafa, disfruta aunque sea unas horas de un triunfo tan importante". Le pidió un imposible.
*Un servidor también tuvo la fortuna de estar presente el sábado en Anfield en el histórico triunfo ante el Manchester United, como también compartió con Rafa Benítez la gloriosa final de la Liga de Campeones de la remontada de Estambul ante el Milan.
Escrito por Matallanas | 5:23 a. m. | Enlace permanente