El resultadismo
JAVIER GÓMEZ MATALLANAS. “Si juegas bien y no ganas, dejarás de jugar bien y viceversa”. La frase de Guardiola invita a la reflexión. ¿Viceversa? O sea, si juegas mal y ganas, dejarás de jugar mal. El resultadismo es la realidad del fútbol porque sólo ganando pasas a la historia. Lo suyo es jugar bien y ganar. Y el camino más corto para la victoria es el buen juego.
“El buen juego y los resultados se retroalimentan”. Insistía Pep Guardiola en la rueda de prensa previa de su debut en la Champions League como entrenador. Al Barça de Guardiola ya se encuentra bajo sospecha porque no ha ganado en las dos primeras jornadas de Liga. Es lógico que se pida paciencia en el entorno barcelonista. Al Racing de Santander debió ganarle de manera holgada. Pero no entró la pelotita y el buen juego no vale para nada y llegan las urgencias y las dudas.
El puente aéreo Madrid-Barcelona también retroalimenta a la prensa deportiva de nuestro país, porque la comparativa entre merengues y culés se produce ‘on line’, si uno gana y otro pierde, la crisis pasa de La Cibeles a Canaletas, o viceversa, en un pis pas. Decía Méndez el lunes en La Futbolería, su programa en Radio Marca, que si se pide paciencia con Guardiola también debería pedirse lo mismo con Schuster. Hay varias diferencias entre un técnico y otro, ya que Guardiola ha llegado al Barça con tan solo un año de experiencia en Tercera división y Schuster recalaba en el Madrid tras pasar por varios equipos como Xerez, Levante y Getafe. Es cierto que se les puede comparar en como debutantes en un grande. Y con Schuster no se tuvo probablemente paciencia la pasada campaña porque empezó con la exigencia y el lastre de “la excelencia” en el juego prometida por Ramón Calderón, “la excelencia” que justificó la destitución de Capello y la llegada del alemán. Entonces Schuster estuvo siempre obligado a jugar bien porque le habían cambiado por Capello para jugar bien. Y sin realizar, ni mucho menos, un fútbol espectacular, consiguió ganar la Liga.
El resultadismo es una corriente que se asocia con el bilardismo, con el ganar a cualquier precio. Y se considera ventajista al que analiza y argumenta a partir del resultado. Pero es que el fútbol es así. El debate se reduce al final a los resultados. Por eso Guardiola ya está bajo sospecha. Y Schuster cuenta con margen aunque el Real Madrid no juegue bien, no haya logrado aún la excelencia, y se sostenga sobre su brutal pegada. Pero si gana otra Liga, dará igual que no consiga el camelo de la excelencia que vendió Calderón.
Hay pocos casos en la historia del fútbol que se recuerde al que no ganó, por muy bien que jugase. La Naranja Mecánica de Rinus Mitchel, aquella Holanda de Cruyff, subcampeona en dos mundiales de forma consecutivo es uno de esos casos. Y, aunque sea una especulación, de la España de Luis Aragonés de la pasada Euro2008 nadie se acordaría en unos años si no llega a salir campeona, por más que haya realizado el mejor fútbol que se ha practicado en este siglo XXI que recién comienza.
Suena mal y ventajista reconocerse resultadista. Pero se puede ser resultadista y querer jugar bien para ganar. El resultadismo se ve en el fútbol como el antónimo de romanticismo y no tiene porque ser así. Como dice Guardiola, “si juegas bien y no ganas, dejarás de jugar bien y viceversa”. ¿Y viceversa? Ahí debe estar la clave del fútbol.
P.D. El Barcelona de Guardiola ganó, sin jugar muy allá, pero ganó y ya llueve menos en Can Barça. Y el Atlético, jugando más que aceptablemente, venció y regresó por la puerta grande a la Champions League, con un Kun imperial, un Luis García que recordó al del Liverpool y un equipo con mucha actitud y aptitud.
Escrito por Matallanas | 4:32 a. m. | Enlace permanente