Historias del brazalete (Por Antonio Sanz)
el rincón de judas. artículo publicado en público
Por Antonio Sanz
No es sencillo liderar a un grupo: ya sea en el aula colegial, en la comunidad de vecinos o en una reunión de amigos. Nacen personas con esa capacidad, mientras que otras no encuentran esa condición y deben aprender atropelladamente o limitarse a afrontar el reto en una posición que, por su carácter, se obligan a vestirse con un disfraz que les sienta grotesco. Para algunos lucir ‘la cinta’ o ‘el brazalete’ puede convertirse en una tortura. En el mundo del fútbol ser capitán de unos colores es orgullo y veteranía, distinción y clase, liderazgo y amor propio, experiencia y sentimiento. Todo esto viene motivado por la decisión de Arsène Wenger de nombrar capitán del Arsenal a un joven de 21 años llamado Cesç Fábregas. El francés rompe parte del molde de la esencia del portador. Porque no es debatir con los árbitros el orden de juego y la salida inicial del balón o firmar el acta en la caseta del trencilla. Es bastante más. Es una responsabilidad vigilada con lente de aumento.
Servir de ejemplo. Wenger retira a Gallas su condición por criticar severamente a sus compañeros y por publicarse en un tabloide londinense una fotografía suya con un cigarro en la boca. El galo apunta que se trata de un mal ejemplo para todos y más en un capitán.
En aras de buena convivencia. Sucedió en el autocar del Milan AC. La escuadra se dirigía a disputar un partido del Calcio cuando un jugador -español- de aquél equipo se convirtió en árabe durante unos segundos y celebró el deportivo almuerzo, ensalada y pasta, con un eructo. Al llegar al estadio dónde se jugaba el choque, Paolo Maldini, el veterano capitán, buscó al inadecuado futbolista y, en privado, reprimió su erróneo comportamiento.
Una motivación extra. Así lo entendió Antic cuando otorgó el brazalete a Caminero. Consideraba el serbio que con este adorno el jugador se sentiría más importante en el campo. Radomir no se equivocó: aquella tarde ‘Cami’ goleó. Sin embargo, el técnico ocultaba su intención de golpe de estado en la caseta para desbancar del cargo a Solozábal. No tuvo éxito porque el ‘nuevo’ capitán se sintió utilizado y no repitió más con la cinta.
Imposición. Surgió con Gil y el nombramiento de Futre o con Maradona en Barcelona, Nápoles y Sevilla o antes con Cruyff. En fin, a los más grandes siempre les acompañará el carisma y el liderazgo de capitán que tanto agrada a los dueños de las instituciones.
Un regalo vidente. Le pasó a Torres cuando sus colegas le obsequiaron con un brazalete de capitán con una leyenda casi igual a la del Liverpool. Ese ‘we’ll never walk alone’ se convirtió en la historia de una canción que arropa al ‘9’ de los ‘reds’ en su caminar inglés.
La referencia. Hay ocasiones donde coincide el mejor futbolista de la plantilla con el cargo de capitán. Y si encima es de la cantera: ¡albricias! Al madridismo le chirría con Raúl por su breve, pero reconocida crianza atlética. Sí le ocurre al Liverpool con Steven Gerrard. Nacido en la ciudad, perdió dos familiares en la tragedia de Hillsborough, se permite el honor de defender los santuarios de Anfield. Así, Benítez, tras ganar la Champions en Estambul, se atrevió a sugerir la ampliación del vetusto vestuario local. La intención nunca llegó a efecto porque el líder fue rotundo: “En este pequeño espacio se vistieron los más grandes y llegaron los títulos. Nadie se quejó ayer, ni nadie quiere cambios hoy”.
Lo dijo Wenger: “El capitán es la voz del equipo en el exterior”. Y también, en el interior.
Escrito por Matallanas | 4:21 p. m. | Enlace permanente