EL ARQUERO. ARTÍCULO PUBLICADO EN LA RAZÓN

Por Kiko Narváez

Escribir de mi conocido Sergio Ramos puede acarrearme un dilema. Y es que el artículo se puedo convertir en una carta por la admiración y cariño que le tengo a él y a su hermano y leal escudero René. El sevillano anda con las aguas revueltas después de desahogarse en el lugar equivocado, sobre los problemas en la banda derecha blanca. Debemos recordar que Sergio no es un jugador al uso. Su potencial deportivo lo harán ser el próximo capitán madridista y de la Roja los próximos años y eso requiere los mejores consejeros profesionales que controlen sus pisadas, haciéndole ver que adquieren cualquier gesto o verbo que elija. En definitiva, unos guías que también lo conviertan en ejemplo e icono de nuestra juventud como los Iker, Nadal, Alonso, Gasol, Torres y compañía.

Lo acontecido en la última semana le habrá abierto los ojos, a él y a su entorno, sobre la bacteria mediática que existe alrededor de los grandes, esa que te comes si das más bola a uno que a otro, o viceversa, y que al final tiene la misma repercusión: anteponen la noticia a la persona. Sergio Rambo sería una pena que detalles y problemas ajenos a esa potencia, honradez (yo sé lo que es infiltrarte y que nadie te lo agradezca) y capacidad futbolística que elogiaron Sacchi, Maldini, Ancelotti, Benítez, Capello no rellenasen horas de muchas radios, páginas de todos los periódicos y minutos de cualquier televisión. Para ello tienes que tener a gente que te recuerden en tu agenda que tienes a todos… menos caspa.