El desdén de Luis Aragonés (Por Antonio Sanz)
el rincón de judas. artículo publicado en publico
Por Antonio Sanz
Llegó al aeropuerto de Madrid con aires de clandestinidad, refugiado en una gabardina clara y tirando de maleta de fin de semana. No aguardaba a nadie, más allá del chofer de la Federación que contaba con la obligación de recogerlo. Pero se vio sorprendido por la paciencia de una cadena de televisión que con plantón de espera solicitó preguntarle por la actualidad deportiva. Retornaba a España para recoger de las manos reales de Don Juan Carlos el Premio Nacional del Deporte -Copa Barón de Güell- por el éxito de la Selección en Austria. El, que elevó nuestro fútbol al cielo, topó con lo que está siendo su particular infierno: los medios de comunicación. No tomó nota de aquel dramaturgo español del siglo XVII, Agustín Moreto, que escribió ‘El desdén con el desdén’. No es tratar de amor, pero a Luis Aragonés este pertinaz desencuentro con el Periodismo le lleva a mal traer. Por eso, no le vendría mal el fiel y leal criado de la obra de Moreto para que le ayudara a comprender que desdén con desdén se paga. Porque ya ilustró Maradona sobre los periodistas: “éstos, son invencibles. Nunca pierden”. Y porque esa indiferencia y despego que concluye en menosprecio obliga a ponerse un precio: de dignidad y soledad o de acoso y derribo. Y es que revelarse ante éste, nuestro gremio, nunca saldrá gratis.
Aragonés nunca ha mantenido una relación fluida con la Prensa. El contacto con los medios provocaba ciertos sobresaltos teñidos con jornadas de ida y vuelta: atender por interés o callarse por no liarla. Además, se sentía protegido por una guardia pretoriana conformada por buena parte de los periodistas con más opinión y poder del sector. García, De la Morena, Ortego o J.J. sumaban o restaban en beneficio del ‘Sabio’. Los recién llegados al oficio transitaban en la montaña rusa del técnico: escenas de mal humor, desconsideraciones ocasionales, bromas disparatadas o anécdotas ocurrentes que enganchaban con quien lo sabe todo de esto. Sí, porque Luis siempre ha presumido de manejar a los medios. Desde aquí parte su sorpresa en el tratamiento recibido tras su inicial renuncia conjugada con la marcha atrás forzada por Villar. No olvidemos que fue el clamor popular mediático quien destronó a Iñaki Sáez para apostar sin fisuras por la gran sentada que proponía desde Hortaleza. El talante inicial del entrenador arropó a todos en la cruzada de la conquista de Alemania. La suplencia de Raúl y la prematura eliminación ante Francia marcó la Copa del Mundo. Luis decidió otorgar una última oportunidad al capitán, pero aprovechó el fiasco de Belfast para utilizar la goma y sacudirse con borrón y cuenta nueva. El seleccionador nunca imaginó que sería tan castigado mediáticamente por esta decisión. Desde ese momento, cruz a cuestas y vía crucis como tránsito: preguntas y más preguntas en entrevistas o ruedas de Prensa inquiriendo la presencia del ‘7’ del Real Madrid. El enroque de ajedrez, el apoyo del grupo y los resultados lo mantuvieron en el cargo. El se puso fecha de caducidad para clausurar su ciclo mientras la Prensa acribillaba su imagen. Hoy, el dinero de Tele 5, donde será comentarista, y la petición del presentador de la cadena han provocado la ruptura del silencio. Hace bien en cobrar, faltaría más. Y hace bien en hablar con quien quiera, faltaría menos. Pero Luis, mejor con desdén.
Escrito por Matallanas | 2:45 p. m. | Enlace permanente