el arquero (la razón, lunes 22 de octubre de 2007)

Por Kiko Narváez

Son muchos los que me dicen qué hace un ex futbolista como yo, sin graduado escolar, en la otra acera. He de reconocer que yo fui el primer sorprendido cuando llegó el ofrecimiento en su día por parte del «Marca». Me costó dar el paso, pero si estaba comentando partidos en la COPE lo único que tenía que hacer era plasmar mis reflexiones en el papel. El paso del tiempo me despertó de nuevo el orgullo, el inconformismo y el reto de superación. Me hizo que los ojos cogiesen la forma y se abriesen como los de Quique San Francisco para leer, y aprender del poder de síntesis al tratar cualquier asunto importante que tiene Alfredo Relaño escribiendo a diario, o quedar abducido de la facilidad con la que te lees una columna de Juan José Millás o Elvira Lindo, disfrutar con las crónicas de Trueba y Segurola e informarme al día con el Matallanas.

No quiero subestimar al lector, pero aconsejaría a los compañeros que se colocaran las dos prominencias del príncipe de Inglaterra para escuchar a los tres que mejor tienen depilado el paladar: Pepe Reina, Xavi Hernández y David Albelda no tienen pelos en la sin hueso. En sus continuas comparecencias de prensa, demuestran que piensan lo que dicen y dicen lo que piensan, algo inusual entre los peloteros. El cancerbero ataja como nadie los tópicos, Albelda frena cualquier problema fallero, sea de Quique, Soler o Luis. Y Xavi saca como nadie conclusiones fluidas de cómo no fueron problemas deportivos los que provocaron el subcampeonato del Barça. Me da coraje que siga habiendo una barrera entre ambas profesiones y se siga jugando un partido entre ellos, antes que el oficial, cuando todos, futbolistas y periodistas, tenemos una misma meta. Imagino que la competitividad, la guerra de audiencias y lectores, sin generalizar, sigue provocando este concurso «La hostia más grande». Yo abogo por el programa «Crítica y respeto», algo que el jugador sabe que va en el sueldo, aunque le sepa a cuerno quemado un rosco en las puntuaciones. Y yo conozco a muchos periodistas que se comen la cabeza cada vez que pegan un palo desmedido. Por eso, repito, lo suyo es «Crítica y respeto».

Hoy he ignorado lo ocurrido en el «finde» futbolístico, pero esta columna la he parido obligado, la sentía como un embarazo de nueve meses y tenía que dar a luz para quedarme a gusto. Tengo curiosidad por ver dónde me ubican este lunes. Hace una semana me colocaron compartiendo delantera con el «crack» Alfonso Ussía (aunque opinamos diferente en el «Caso Raúl», también es otro de mis referentes). ¡Jugar al lado de Ussía! ¿Os imagináis dando pataditas ante la mirada de Di Stéfano, Maradona y Mágico González? Pues eso… ¡Qué presión, coño!