EL RINCÓN DE JUDAS. ARTÍCULO PUBLICADO EN PÚBLICO EL 6 DE ABRIL DE 2008

Por Antonio Sanz
No ganan para malas noticias en el Barcelona. Con el equipo centrado en la Champions, excelente resultado alcanzado en Alemania, los pupilos de Rijkaard van a recuperar a su jugador franquicia de la temporada. Por mucho que Etoo o Henry se anuncien, incluso la generosa aparición de Bojan, la recuperación de Leo Messi le va a dotar al sprint final de la Liga de un revulsivo esperanzador para el espectador. La lesión reconocida de Ronaldinho, ahora Laporta sí autorizó a los médicos a desvelar la real dolencia del jugador, no modifica los planes del Barça. El brasileño, apartado en situación de ‘se vende’ con la siempre sospechosa sombra de Rosell en la retina presidencial, mantiene en vilo al barcelonismo. El mismo que suspira por el retorno del jugador argentino. Y es que las lágrimas que perdió tras sentirse lesionado ante los escoceses han sido rebotadas por una afición que ha visto como, con su ausencia, ha perdido la opción de la Copa y ha enterrado prácticamente las posibilidades de la Liga. Con un panorama tan oscuro, Messi ha considerado fulminado su plan. Lo ha partido por la mitad el mismo día que anunciaba su puesta en marcha. Porque la idea que ha rumiado el de Rosario durante la estancia en su país se truncó el viernes. Leo apostaba por recuperar a Ronaldinho para la causa azulgrana. El argentino, quizá el mejor y más firme apoyo de ‘Ronnie’ en el vestuario, estaba convencido de que su amigo puede lograr, a poco que se lo proponga, el nivel que le llevó a ganar el Balón de Oro y a ser reconocido como el Michael Jordan del fútbol. Además, no participa de la corriente que se ha instalado en las oficinas de mando del Camp Nou. Esta teoría mantiene que el rendimiento suyo está condicionado al pálpito de las fiestas del brasileño. Su afrenta llega a tal punto que está muy molesto por las filtraciones que le han acusado de ser también el mejor compañero del ‘10’ en las noches de Barcelona.

Así las cosas, el delantero del Barcelona retorna con ganas. Rijkaard le espera con los brazos abiertos. Tiene claro el entrenador holandés que la participación de Messi en el tramo final es determinante. Henry no termina de romper y Etoo no alcanza el grado de explosión que siempre hemos conocido. Por eso, el joven Bojan está recibiendo demasiada responsabilidad en su premier como azulgrana. La Liga está casi sentenciada por el Real Madrid, pero los jugadores barcelonistas apuestan sin pudor a que la inclusión del argentino es vital para acercarse a los blancos y amarrar el segundo puesto. Además, el previsible cruce de semifinales ante el Manchester United obliga a poner todo el asado en la parrilla y a no reservar nadie. Messi sabe lo que espera y por eso lamenta la lesión de su amigo. Los azulgranas apuran un sorbo envenado. El mismo que les oprime el cerebro. La legitimidad que les otorga la disputa de la Copa de Europa les obliga a enderezar el destino. Messi es el elegido. Messi acude al rescate. Messi siente la presión. Le toca actuar solo. Su colega está recuperando las fibras con el cartel de salida en la chepa. El clamor del Camp Nou hace el resto. Vuelve Leo. Su esperanza es la de poner emoción a la Liga. Lamentablemente, el resto es una inocente quimera.