artículo publicado en elconfidencial.com

JAVIER GÓMEZ MATALLANAS. Hay que tener cara, mucha cara para decir después del Atlético-Liverpool que el ejemplar comportamiento de ambas aficiones se había producido por la injusta y exagerada sanción que le habían puesto ellos mismos al Atlético. Hay que mirarse mucho al ombligo para creerse eso. Pues los tíos de la UEFA se lo creen y lo declaran públicamente. Como hizo hace unos días el secretario general adjunto y director de Asuntos Jurídicos de la UEFA, Gianni Infantino. “En el Atlético de Madrid-Liverpool vimos un espectáculo también en las gradas con los aficionados. Si con la decisión de la Comisión de Disciplina se ha conseguido esto ya hemos conseguido algo bueno”, afirmó Infantino obviando que la unidad entre las aficiones de Anfield y del Manzanares la provocó Fernando Torres, cuyo nombre acabaron coreando ambas aficiones hermanadas a la conclusión de aquel partido de ida. Y el buen rollo entre ambas aficiones continuará hoy en Anfield, en el partido de vuelta de la fase de grupos. Y la UEFA, y mucho menos su injusta sanción al Atlético, no tiene nada que ver en esa confraternización cuyo único culpable se llama Fernando José Torres Sanz.

El señor Infantino lamentaba entonces los “ataques gratuitos e injustificados” contra la UEFA y su presidente, Michel Platini, tras la sanción al Atlético de Madrid. Se ha demostrado que Platini fue juez y parte, que influyó en la descabellada sanción al Atlético pidiéndola en el diario La Povence días antes de la sanción fallado por los, supuestamente, independientes órganos disciplinarios de la UEFA. Quedó demostrado que los aficionados del Marsella fueron los violentos (este pasado fin de semana hemos visto imágenes de bengalas en su estadio, que están prohibidas), no hubo ningún motivo para sancionar al Vicente Calderón con el cierre. Aún así, la UEFA, los jetas de la UEFA mantienen la sanción.

Mucho han cambiado las cosas en el máximo organismo del fútbol europeo. Porque existe un precedente en el que la afición rival que visitaba un estadio la lío y no sucedió lo que ha pasado esta vez en el Vicente Calderón. Ese precedente data de la temporada 80/81 y fue en el partido de ida de la primera ronda de la Recopa entre el Castilla, que jugaba la competición por haber sido finalista de Copa ante el Real Madrid la campaña anterior, y el West Ham inglés. Los seguidores del West Ham protagonizaron grave incidentes en el estadio Santiago Bernabéu y la UEFA sancionó al West Ham por el comportamiento de sus hinchas radicales y el partido de vuelta se jugó a puerta cerrada en el estadio del West Ham. Una sanción que merecían también los seguidores del Olympique de Marsella por su salvaje comportamiento en el Vicente Calderón y finalmente fue para el Atlético de Madrid.

En 2008, 28 años después de aquella ejemplar sanción al West Ham, se ve que los criterios de la UEFA han variado a la hora de sancionar. Se nota que el lobby francés es ahora mucho más fuerte que lobby español, que no tiene ninguna fuerza a pesar de que Angel María Villar es vicepresidente de UEFA. Teóricamente, Villar pinta algo en el máximo organismo del fútbol europeo. Hace 28 años, cuando sancionaron al West Ham, Villar aún era jugador del Athletic Club de Bilbao, y el fútbol español, especialmente el Real Madrid, pintaban algo en Europa. Ahora, con Villar de vicepresidente de la UEFA, el fútbol español pinta muy poco en Europa, especialmente el Atlético de Madrid. Lo dicho, los de las UEFA son unos jetas. Y su vicepresidente español, también.